De verde

No, si has de cuenta que era de noche y traía yo hambre desde hacía un rato. Llevaba dos pasajeros en pul, pero parecía que les tocaba de suerte que nadie más fuera pa'l mismo lugar. Iban atrás los dos, un chavo y una chava. Les había puesto música y venían escuchando banda. La chava se veía media borracha yo creo, porque hasta cantando y toda la cosa estaba. Recuerdo que íbamos como a la altura de Garibaldi cuando me sale otro pasaje: dos gentes más. Y yo, ¡va que va! Nomás les dije a los chavos que nos íbamos a desviar tantito por la de los maestros y luego volvíamos a la Guerrero. ¡Ellos ni en cuenta, ahí bien rélax, bien en su rollo cotorreando y acá, con las rolas y los abracitos y sabe qué más. Le di para la de maestros y recogí a otros dos, una señora y un señor. Que se me sube el don adelante y la seño me azotó la puerta. ¡Ay, si no me voy a acordar, inche vieja! De repente que el don me empieza a hablar de que un güey tiene una casa y que la quiere rentar. Yo no más lo medio miraba de reojo y me iba viendo de tanto en tanto la ruta y pues la calle. Y que se bajan los chavos luego después, ahí bien cercas. No, y que les cobro y todo bien. De pronto el don, no sé cómo, ya estaba hablando de que su tía le iba a hacer unos tamalitos. ¡Si vieras el antojo que me pegó de tamales! Y de unos de verde, como los de una vez cuando estaba yo chambiando en una escuela privada y me cayó de suerte que el dos de febrero nos llevaron una tamaliza. No, si hubieras visto! Casi de a cinco nos tocaron. Pero, ¿sabes? Los más chidos eran los de verde. Lo raro es que hasta llegué a preguntar de dónde los habían sacado y que no me supieron decir. Los trajo la Fanny. Y la Fanny que se les encargó a una señora. Y me quedó de dar el número según, pero sabe por qué esa misma semana la corrieron. Y que me quedé sin saber de dónde vinieron los tamales. La cosa que este señor seguía de enfadoso hable y hable el güey de que a su tía le quedaban muy ricos los tamales y chalalá y que como los años anteriores había vendido por encargo a una escuela... Y que ahí le pregunté. Y no vas a creer que... ¿Cómo? ¿No inventes, a poco ya llegamos? Nel, no te creas. Pues... van a ser... A ver. Setenta y tres varos. No pues sí, te decía... Los de verde son los buenos.

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